A la hora de la realización de un proyecto arquitectónico, conocidos ya el emplazamiento y los condicionantes urbanísticos del mismo, el arquitecto tiene que definir otros aspectos como forma, orientación, distribución interior, color de las fachadas opacas, grado de acristalamiento,…
El aluminio en cualquier orientación
La orientación del edificio, el color de las fachadas y el grado de acristalamiento están directamente relacionados con la insolación, considerada ésta como una ganancia o pérdida de calor, según sea crítico el escenario de invierno o de verano.
En general la orientación sur es la más favorable ya que garantiza una mayor iluminación natural y una acumulación importante de energía radiante en invierno. En verano, el control de la insolación de mediodía mediante elementos fijos, o móviles es sencillo debido al ángulo de incidencia del sol. Por el contrario, las fachadas al este o al oeste están expuestas al sol del amanecer y atardecer, cuya radiación es difícil de atenuar. La orientación norte tiene poca aportación solar (térmica y lumínica) y grandes pérdidas de calor.
Analizando el movimiento del sol en la localidad de ubicación del edificio se pueden sacar conclusiones sobre las posibilidades de aprovechar o protegerse del sol en el transcurso del año.
Gracias a la alta resistencia mecánica de un material como el aluminio, se permiten grandes aberturas de hueco para mayor entrada de luz y radiación solar. Dicha característica se combina junto con el aislamiento que proporciona la rotura de puente térmico realizada con poliamida.
La luz protagonista de las ventanas de aluminio
Otras características que hacen del aluminio la elección adecuada son: durabilidad (más de 50 años), infinitas posibilidades de colores, acabados y texturas, bajo coeficiente de dilatación y porcentajes de marco con respecto al hueco de reducidas dimensiones.
La determinación del factor solar y la transmisión luminosa de los acristalamientos, así como el uso de sistemas de protección solar como lamas y persianas, son fundamentales y pueden generar un gran ahorro energético.
El comportamiento frente a la radiación solar de los edificios y su confort interno mejoran de forma muy notable con la utilización de algunos tipos de acristalamientos, disminuyendo las necesidades de climatización:
• Unidades de vidrio aislante (UVA) o vidrio de cámara, formado por dos vidrios con una cámara de aire u otro gas en su interior.
• Acristalamientos con capa: mejoran notoriamente los anteriores; deben instalarse cuidadosamente en función de las condiciones de cada hueco ya que disposiciones inadecuadas pueden producir efectos contrarios a los buscados. Los acristalamientos con vidrios de capa proporcionan fundamentalmente dos tipos de prestaciones:
– Control solar, que reducen los aportes de calor producidos por soleamiento disminuyendo el efecto invernadero y deben colocarse en huecos donde reciban radiación solar directa.
– Baja emisividad, que reducen las pérdidas de energía desde el interior del edificio a través del acristalamiento, produciendo el efecto de un termo.
Fuente: www.ventanasypuertasdealuminio.es